//Matriciales//

Dispuestas en tres núcleos a partir del suelo, la instalación textil de Vanessa Freitag exhibe ocupaciones en el espacio por formas ovaladas, algunas circunvalaciones, como se observa en los anillos de crecimiento de los árboles. Otras, por medio de configuraciones cilíndricas y filamentosas, parecen buscar el techo, o quien sabe, superarlo.

El conjunto persigue caminos variados para la imaginación: jardines o comunidades de seres que podrían habitar medios diversos, tanto atmosféricos cuanto acuáticos; o hasta incluso, el interior de organismos vivos. Formaciones huecas por la hechura del crochet mueven sensaciones de permeabilidad, mientras tanto, las costuras en tela nos sugieren brotes. Los detalles de los objetos bordados y el alineado de las chaquiras en ellos, provocan una variación de percepción de las formas y de las texturas.

La artista utiliza especialmente tonos en rojo, amarillo, lila, morado, con algunas variaciones. Estructuras aludiendo a las cavidades porosas remiten a órganos generadores de otros seres, en una conformidad casi isomorfa, apoyada en la gestualidad del hacer manual de Vanessa, lo que también nos ayuda a pensar en el título de la exposición.

Por medio de estas estructuras bordadas, costuradas y crochetadas concebimos formas circulares que a veces nos conducen a lugares a cielo abierto, en otras, al interior de nosotros mismos, en constante contacto con las substancias. Así siendo, ¿Dónde nos encontramos en realidad? ¿En un ambiente fluido y obscuro en el interior del cuerpo o en la interioridad de cuerpos minerales, vegetales? ¿Quizás inmersos en otros espacios, provenientes del mundo concreto? O más bien ¿de espacios que vivimos en nuestros sueños más profundos?

La sinuosidad expresada en la forma de la matriz circular puede ser un camino de aproximación con lo primitivo y lo eterno, defendido por Bacherlard[1], en el texto Imaginación y Materia. Comienzos y finales de ciclos, y sus retomadas, como el proceso de la vida misma. Estos núcleos circulares contienen la forma generadora de otras, que parecen brotar constantemente, desde las pequeñas esferas dispersas sobre los núcleos, o aquellas organizadas en hilos sinuosos.

Pasamos por las organicidades de las fuerzas imaginantes que producen tanto flores cuanto gérmenes; o por las formaciones existentes en la naturaleza y aquellas que encontramos en nuestro interior, esa belleza oculta por lo aparente. Luego, la experiencia con estos conjuntos de formas encuentre lo no mirado, que también puede ser sentido en la lucha sensible con nuestras percepciones usuales.

Renata Favarin Santini

[1] BACHELARD, Gaston. A água e os sonhos: ensaio sobre a imaginação da matéria. São Paulo: Martins Fontes, 2016 (PP. 1-20).